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El grano tiene un alto contenido de proteína, razón por la cual es altamente demandante de N, y lo acumula sostenidamente desde emergencia hasta finales de llenado de granos -en R5 ocurre la máxima tasa de absorción del nutriente.


Las deficiencias nitrogenadas se manifiestan por marcadas reducciones en el crecimiento, y por el amarillamiento de las plantas, con la aparición de los primeros síntomas en las hojas inferiores (hojas viejas). Al tratarse de una oleaginosa, la planta se nutre del N que obtiene a través de dos mecanismos, ya sea por absorción del suelo o por FBN donde las bacterias fijadoras de N atmosférico (N2) (Bradyrhizobium japonicum) convierten el N en amonio mediante la acción de la enzima nitrogenasa, y que luego la soja fija el N2 a través de su simbiosis con las bacterias. Es importante destacar que el N obtenido por FBN es energéticamente costoso para la planta: por FBN necesita 2,9 – 6,1 g C/g N, y por absorción y asimilación de nitratos del suelo necesita 0,8 – 2,4 g C/g N. Debido a este gasto energético para asimilar N2 atmosférico, las plantas desarrollaron mecanismos que le permiten regular el número de nódulos que pueden mantener en sus raíces y su eficiencia relativa. Cuando hay suficiente disponibilidad de N en el suelo, la planta por razones de economía energética privilegia la incorporación del N edáfico por sobre el N atmosférico. Opera por lo tanto un balance global en la planta, la cual le resulta más barato energéticamente absorber N del suelo que fijarlo. Es importante comprender que los rizobios en los nódulos actúan como simples bacterias productoras de amonio (NH4+), dejando a la planta el costo energético de la asimilación. 


Las bacterias demoran de 5 a 10 horas para penetrar a través de los pelos radiculares a la planta, y unos 20 días luego de emergido el cultivo, los nódulos se hacen visibles para alcanzar su máximo tamaño en R6; la FBN comienza unos 30 días después de la emergencia y la tasa de FBN se va incrementando hasta un valor máximo en R5 para luego disminuir. Hasta floración las necesidades de N son cubiertas mayormente por la oferta edáfica mientras que los aportes por FBN son muy importantes luego de la floración y durante el llenado de los granos. El aporte de N por FBN tiene un rol fundamental en la producción del cultivo; estimaciones para la región productora del centro y norte del país indican que entre el 26% y el 71% del N acumulado es aportado por la FBN, por esto se considera en Argentina un aporte promedio de 50%. La magnitud del aporte de la FBN se verá seriamente afectada por la aplicación de fertilizantes nitrogenados, por el aporte de N a través de la mineralización de la materia orgánica, o por una fuerte intensidad de fertilización nitrogenada en lotes con cultivos antecesores que dejan altos contenidos residuales de nitratos, por lo tanto mayor disponibilidad de N en el sistema ejerce un efecto antagónico sobre la FBN. La fertilización con N a la siembra no ha mostrado respuestas en rendimiento, mientras que aplicaciones en estados reproductivos avanzados los resultados son variables; por esta razón y para evitar afectar la FBN, no se recomienda la fertilización nitrogenada de soja. 

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El Bradyrhizobium japonicum al no ser una cepa nativa es necesario incorporarla a nuestros sistemas a través de la inoculación para que la simbiosis sea efectiva. Según la resolución SENASA Nº310/1994 los inoculantes deben contener no menos de 1000 millones de rizobios por g o ml de producto a la fecha de elaboración, y no menos de 100 millones por g o ml a la fecha de vencimiento. Por la inoculación se deben incorporar 80 mil rizobios por semilla. Un inoculante apto debe permitir que más del 80% de las plántulas de soja, colocadas en vermiculita, tengan 3 o más nódulos en la parte superior de las raíces luego de 14 días de emergidas. En el envase debe constar obligatoriamente la fecha de vencimiento y el número de lote. Esta marca debe ser realizada de manera tal que no permita su adulteración. Los productos disponibles en el mercado se dividen en soportes líquidos y pulverulentos. Entre los líquidos encontramos acuosos y oleosos. Entre los pulverulentos están los de soporte turba y dolomita. 


Al inocular, la bacteria se naturaliza en los suelos y puede permanecer más de 10 años, pero al cabo de 4 a 5 años de introducida, la cepa es prácticamente diferente de la original. En este punto cabe remarcar que las cepas naturalizadas son más competitivas, y más resistentes al estrés pero menos eficientes en la FBN que las recientemente introducidas. En condiciones óptimas la soja de 1ra tiene pronta y abundante nodulación, en cambio la soja de 2da o de 1ra sembrada en un suelo con poca humedad se demora la nodulación, y cuando ésta se produce tiende a ubicarse en las raíces secundarias. Ante la detección de deficiencias en la inoculación, la reinoculación de plantas adultas no es factible, ya que las raíces primarias son receptivas solo en los primeros días. 

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Nitrógeno

Macronutrientes

Para la mayoría de las situaciones de almacenamiento, es indispensable no exponer los productos al sol, y evitar a temperaturas superiores a 25º C; es sumamente, riesgoso almacenarlo en contacto con productos químicos que puedan dañarlo. Sin embargo, debe mencionarse que no siempre en los centros de distribución, los productos están almacenados correctamente, y en muchos casos conspira contra la concentración de rizobios disponibles en el inoculante. Como una importante cantidad de bacterias muere al momento de inoculación es conveniente efectuar la siembra lo más rápido posible, en lo posible antes de las de 12 hs de aplicado el producto. Si el proceso incluye el curado con funguicidas o insecticidas los tiempos se acortan y se recomienda no superar las 4 hs. La inoculación en la sembradora no es aconsejable bajo ningún concepto, ya que nunca se logra una distribución apropiada del inoculante quedando muchas semillas sin inocular.

Cuando se fertiliza en conjunto con la siembra, se debe evitar el contacto directo con la semillas inoculadas, ya que los fertilizantes, al modificar el ambiente sobre el entorno de la semilla (PH, salinidad y emisión de amoníaco) pueden provocar, en función de la dosis y condiciones ambientales, una elevada mortandad de bacterias.

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En cuanto a la compatibilidad con curasemillas (funguicidas e insecticidas), generalmente se menciona al principio activo como responsable del efecto nocivo sobre los rizobios sin embargo, esto no siempre es así y se ha detectado que en la composición del formulado puede haber sustancias dañinas como por ejemplo colorantes, solventes, etc. Esto no permite describir con precisión que activos son menos dañinos para los rizobios, a modo orientativo se presenta la siguiente tabla guía de posibles efectos.

Fixação Biológica de Nitrogênio - FBN: inoculantes para soja


Como recomendación es necesario inocular siempre en campos sin historia sojera y/o en soja de 2da o en soja de 1ra con suelos secos, y cuando se da la combinación de un buen inoculante, una buena técnica de aplicación y bajo costo. En campos con historia sojera la inoculación es con muy buena concentración. Teniendo en cuenta que el cambio anual de diferentes inoculantes no tendría mayores respuestas, el consejo de inocular una vez cada 3 años no sería razonable. 
Los factores limitantes para la FBN son de tres órdenes:

  • Los relacionados con la calidad del inoculante y las técnicas de inoculación, incluyendo el uso de biocidas asociado a la bacterización de la semilla.

  • Factores climáticos o ambientales, entre los que se destacan: estrés hídrico, estrés por altas temperaturas, la interacción entre ambos y estrés salino.

  • Desbalances nutricionales, entre los cuales los más frecuentes son deficiencia de P y S, aunque en algunas regiones del país, aparecen respuestas de magnitud variable al agregado de algunos micronutrientes, en especial Co y Mo.

Algunas limitaciones para la simbiosis.

  • Los suelos con moderada o alta disponibilidad de formas inorgánicas de N, y/o importantes tasas de mineralización durante el ciclo del cultivo, retardan el inicio de la nodulación y/o inhiben el funcionamiento.

  • La simbiosis es sensible a condiciones de anegamiento con sólo 2 a 3 días de inundación se puede provocar alta mortandad de nódulos.

  • Condiciones de sequía en la siembra provocan mortandad de bacterias. En etapas tempranas retrasa la aparición de nódulos y en etapas reproductivas limita la FBN. 

Cada vez que el agua útil disminuye por debajo del 60% (umbral crítico para la soja durante el llenado de granos) se compromete también la fijación de N, que es máxima en esta etapa. Normalmente la capacidad de fijación de los nódulos se restablecen si las condiciones de sequía no son tan severas o duran muchos días, no obstante con menos del 10 % del agua útil, aunque los nódulos y el cultivo recuperen su humedad al llover o regarse, la capacidad de fijación se torna irrecuperable.

Guía de los posibles efectos de los diferentes funguicidas sobre el rizobio, sin considerar la acción funguicida (Fuente: Perticari, 2006)

Fósforo

La soja posee la capacidad de crecer y desarrollarse con niveles de P más bajos que los cereales. Es importante la disponibilidad de este elemento para lograr un rápido crecimiento, y un desarrollo adecuado de la parte aérea, de las raíces, de los nódulos (número, ubicación y tamaño) y de una eficiente FBN. En caso de deficiencia se refleja una marcada disminución del crecimiento inicial, con hojas pequeñas de color verde oscuro y más gruesas; deficiencias severas pueden retrasar la maduración del cultivo. El P se acumula sostenidamente a altas tasas hasta unos 15 días posteriores al cese de la absorción del N. Las tasas máximas de acumulación tienen lugar durante el llenado de los granos, y decaen recién hacia la finalización de este periodo.

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Los criterios para decidir la fertilización fosforada son:

  • Suficiencia: Aplicar el P estrictamente necesario para satisfacer las necesidades inmediatas, solamente con niveles de P extractable por debajo del umbral crítico.

  • Reposición: Aplicar el P extraído por el cultivo reponiendo el P al suelo.

  • Reposición y construcción: Aplicar el P extraído por el cultivo, más el P destinado a elevar el nivel del nutriente en el suelo.

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La respuesta a la fertilización fosfatada depende del nivel de P disponible en el suelo, pero también es afectada por factores del suelo (textura, temperatura, materia orgánica, pH), del cultivo (requerimientos y rendimiento) y de manejo del fertilizante. Se recomienda, para las diferentes áreas agrícolas de Argentina, la determinación del contenido de P extractable de los suelos (método de Bray Kurtz P-1) en la capa de 0 a 20 cm de profundidad; habrá respuesta en soja cuando los valores sean inferiores a 14-17 ppm.

Cuando se fertiliza en conjunto con la siembra se debe evitar el contacto directo con las semillas inoculadas, ya que los fertilizantes al modificar el estado salino del suelo sobre el entorno de las semillas pueden provocar, dependiendo de la dosis y las condiciones de ambiente, una elevada mortandad de bacterias. 

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